Amanecimos con la triste noticia, falleció Haru Urara, la yegua japonesa que pasó a la historia por perder más de 100 carreras y aún así se convirtió en leyenda, murió la madrugada del 9 de septiembre de 2025. Tenía 29 años y pasó sus últimos días en Martha Farm, un rancho en la prefectura de Chiba.
Una Despedida Dolorosa Para Los Fans
El anuncio fue dado por Yuko Miyahara, representante del rancho Martha Farm, quien relató que desde el día 8 había notado problemas de salud. “No había defecado en la mañana, así que llamé al veterinario. Estuve con ella toda la noche, pero al amanecer su estado empeoró repentinamente y falleció. Es una verdadera lástima”, expresó conmovida.
La causa fue un cólico, una de las enfermedades más graves y comunes en caballos, que afecta los intestinos y puede resultar fatal. Otros campeones como Winning Ticket y Sunny Brian también perdieron la vida por el mismo padecimiento.
En promedio, un caballo de carreras puede vivir entre 25 y 30 años, aunque su vida deportiva suele ser mucho más corta. La mayoría compite entre los 2 y 6 años de edad, y después son retirados para reproducción o para pasar al retiro en granjas y establos. Factores como la genética, los cuidados veterinarios, la alimentación y el tipo de entrenamiento influyen directamente en su longevidad.
El Caballo Que Nunca Ganó
Haru Urara debutó en 1998 en el Hipódromo de Kochi y rápidamente llamó la atención, no por sus victorias, sino por su increíble racha de derrotas. Llegó a acumular 113 carreras sin triunfos hasta su retiro en 2004. Lejos de ser visto como un fracaso, su caso se transformó en un símbolo nacional de resiliencia.
El lema no oficial “la yegua que nunca se rinde” lo acompañó durante años. Los aficionados acudían en masa a verlo competir, sabiendo que probablemente perdería, pero celebrando su espíritu de lucha.
Durante los años en que Haru Urara fue un fenómeno nacional en Japón, recibía constantemente cartas, flores, zanahorias y hasta manzanas enviadas por sus seguidores. Muchos aficionados viajaban al Hipódromo de Kochi solo para verla correr y dejarle obsequios. Estos gestos no eran simples detalles: reflejaban la profunda conexión emocional que el público desarrolló con la yegua, a la que consideraban un símbolo de ternura y perseverancia.
Un Ícono Cultural
Su popularidad desbordó lo deportivo. Fue protagonista de mercancía, canciones y hasta de la película Haru Urara (2005), dirigida por Tokihisa Morikawa. En aquel momento, incluso el primer ministro Junichiro Koizumi habló públicamente de él como un ejemplo de perseverancia.
Años después, Haru Urara volvió a conquistar a nuevas generaciones al convertirse en personaje del exitoso juego japonés Uma Musume Pretty Derby. Ahí, fue representado como una corredora entrañable, tierna y llena de energía, lo que multiplicó el cariño de los fans.
De Kochi Al Corazón De Japón
Tras su retiro, Haru Urara vivió tranquila en Chiba, donde fue cuidado hasta sus últimos días. Su muerte fue recibida en redes sociales como un día de luto, especialmente entre los seguidores de Uma Musume, quienes lo consideraban parte de su comunidad y lo recordaron como su “hija adorable”.
En un país donde el éxito y la disciplina marcan la pauta la historia de Haru Urara demuestra cómo los seres humanos suelen proyectar sus emociones y esperanzas en fenómenos que trascienden lo ordinario. En un caballo que nunca ganó, Japón encontró un símbolo de resistencia y ternura, un recordatorio de que la dignidad no depende del éxito, sino de la perseverancia. Al final, lo que cautivó no fueron sus derrotas, sino la forma en que esas derrotas se transformaron en inspiración colectiva.
Hoy, el mundo despide a un caballo que podría considerarse “una mala apuesta” pero que seguirá ocupando el podio en el corazón de millones.